En el hoy...
La Plataforma del Voluntariado inicia un proyecto con el baile como terapia.
Ha empezado con el Centro de Acogida de Transeúntes y continuará en CEAR
CELIA HERRERA/MÉRIDA
El baile sirve a los acogidos del centro Padre Cristóbal para olvidarse de sus problemas.
La Plataforma del Voluntariado de Mérida, que agrupa a las asociaciones de voluntarios de la ciudad, ha iniciado el proyecto 'Bailoterapia' en el centro de acogida Padre Cristóbal, donde se atiende a personas sin hogar, inmigrantes, drogodependientes y personas con otro tipo de problemáticas. El proyecto consiste en utilizar el baile como una herramienta de terapia y de inserción social.La experiencia, que está resultando un éxito, se extenderá próximamente también al centro de ayuda a los refugiados de Cear gracias a la colaboración de la asociación sociocultural 'Debaile', cuyos miembros se han ofrecido como voluntarios para impartir las clases en distintos centros de Mérida.El reto es llegar a implicar en este novedoso proyecto a las 32 asociaciones que forman parte de la plataforma, como explica la presidenta de la entidad, Gema Mordillo, y crear un grupo heterogéneo de personas procedentes de diversas instituciones en el que puedan mezclarse, entablar relaciones y avanzar en su integración social, a la vez que olvidan por un tiempo sus preocupaciones y problemas.
«La idea es ir integrándoles poco a poco, primero haciendo una fiesta, por ejemplo. Seguro que, con el tiempo, nos sale algún percusionista que puede impartir, a su vez, algún taller de percusión a la asociación del baile», indica.Leonor Copado, directora del centro de acogida que está sirviendo de sede piloto de la experiencia, reconoce que se siente muy satisfecha con el proyecto.«El baile es una forma de terapia, y les sirve a los acogidos como escape para desconectar, porque se trata de gente que está cargada de problemas, que llega a pensar que no tiene salida».
Copado resalta que la actividad del baile ayuda a los habitantes del centro a salir de la monotonía y a entrar en contacto con otra gente, agradeciendo que el monitor de las clases, José Luis Pereira, desarrolla muy bien su labor «inyectándoles mucha energía».
José Luis Pereira, conocido en la ciudad como 'Charly', acude todos los lunes al centro para dar clases de baile, aunque señala que «el baile es muchas veces lo de menos, sino que lo importante es la charlita de después, el darle ánimos, o el que la actividad sirva de excusa para que hablen de sus problemas».Pereira, que llegó a Mérida hace 15 años procedente de Argentina, se muestra asimismo muy satisfecho por la posibilidad de poder aportar algo de «desenchufe de sus problemas» a los participantes en la actividad.«Tienen historias muy duras, que te las cuentan como si fueran un chiste, y tú tragas saliva pensando que no tienes ningún motivo para quejarte», relata.Los voluntarios que están participando en esta experiencia «terminan dándose cuenta de que reciben más de lo que ellos dan», coincide en destacar Gema Mordillo.
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